1. El momento en el que terminás de armar los mishlojei manot.
Estás exhausta y Purim todavía no comenzó.
2. Vas a escuchar meguilát Esther y el baal koré bate un record de velocidad.
El baal koré es Usain Bolt. No lo podés seguir de lo rápido que lee. Te perdés. Buscás en los primeros renglones pero no encontrás por dónde van. Empezás a buscar dando vuelta las páginas. Oís una palabra y la tratás de ubicar, al rato elegís otra y seguís buscando. Así hasta que llegan a U Mordejai iatzá. Ahí si, ahí te ponés en ritmo
3. A la mañana te sorprenden con el primer «mishloaj desayuno» cuando todavía estás en jaluk y desarreglada.
¿Qué? ¿En serio? ¿Cómo hace la vecina del quinto para estar maquillada y con sus seis hijos impecablemente disfrazados a las siete de la mañana?
4. Vas a la lectura de la meguilá bien temprano para aprovechar el día, pero el baal koré lee despacio y perdés media mañana.
De tan lento que lee, considerás la posibilidad de ir a entregar mishlojim entre palabra y palabra. Calculás que hasta te sobraría tiempo. Veeeeeee shuuuuuuuushaaaaaaannnnnnnnnnnnnnn aaaaaaaavvviiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiraaaaaaaaaa. Dale, dale, no necesitamos suspenso, ya sabemos cómo termina el cuento.
5. Exageran con los gritos cuando nombran a Hamán.
Matracas, pitos, cornetas, palmas, gritos, zapateos, silbidos. Nada alcanza, nada los detiene. Vos aprovechás los primeros para sonarte la nariz y a partir del quinto empezás a chistar.
6. Llega una amiga a la que le gusta beber.
Entra como pancho por su casa, se sienta en el sillón y saca de la cartera una botella de tequila.
7. La vecina creativa trae su mishloaj.
Guau. Un barco armado de shushi adentro de una bottella. Se te cae la mandibula y a las apuradas abrochás otro moño en el misholaj que le entregás para que parezca más elaborado.
8. Y también lo trae la no tan creativa.
Una pita adentro del tubo de cartón del papel higiénico.
9. Pretendés hacerte la divertida disfrazándote
Pero sólo creen que te cambiaste la peluca.
10. Te das cuenta de que tu marido está más borracho de lo que pensabas.
-Querido, ¿me alcanzás la fuente del pollo? mmm… no, dejá mejor la traigo yo.
11. Le pedís a tu marido que no tome más.
-Pero todavía diferencio a Haman de Mordejai.
-Si, pero llamaste abuela a tu mamá.
12. Un borracho empieza a filosofar en la seudá.
Da un divrei Torá larguísimo y delirante. Nadie le presta atención y ni siquiera le avisan cuando llega el momento de birkat hamazón.
13. Aparece gente que no sabés de dónde salió.
Ni quiénes son, porque están disfrazados
14. Decidís que es hora de que la fiesta termine.
Hasta el perro está borracho.
15. Se van todos y te tomás… un merecido descanso.
Festejás que sobreviviste otro Purim, aunque, como cada año, todo haya salido ve nafoju.
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