cafe

Hace poco mi hija aprendió a marcar nuestro número de teléfono y se divierte llamando a mi casa desde el celular. Ella llama desde su habitación, yo la atiendo desde la cocina y charlamos un rato. Algunas veces llama y no atiendo porque estoy ocupada. En esos casos atiende el contestador automático y durante un rato se graba lo que sucede en mi casa.

Hoy abrí la casilla de mensajes:

-Usted tiene nueve  mensajes nuevos -dijo la voz robótica de la compañía telefónica -presione 2 para escucharlos.

Todos eran mensajes que se grabaron el viernes pasado cuando mi hija llamó jugando y yo, por estar ocupada con los preparativos de shabat, no le contesté.

-Hay que poner la mesa y llevar los zapatos a la habitación –se me escuchaba decir en el primero.
-Lleven los zapatos a la habitación, ordenen los libros –decía en el segundo.
-Preparen las velas, lleven las botellas a reciclar –pedía en el tercero.
-Saquen la basura, entren a bañarse –decía en el cuarto.
-Ordenen los libros, hay que poner la mesa –exigía en el quinto.
-Lleven las botellas a reciclar –ordenaba en el sexto.
-Entren a bañarse, preparen las velas, saquen la basura –se escuchaba en el séptimo.
-Pongan la basura, lleven la mesa, preparen las botellas, báñense los libros. –subía el tono en el octavo.
– ¡Basta! –gritaba en el último.

Me reí mucho al escuchar esos mensajes.

Mentira. No me reí nada.

Creo que el viernes me hubiese venido bien tomar un café y relajarme un rato. Está muy bien ser una persona activa, eficiente, organizada. Yo no lo estaba logrando. Quizá me hubiese ayudado tomarme un descanso.

La propuesta de hoy es que tomemos un café.

Los veo a través de esta pantallita respirando aliviados. Parecen mis hijos cuando digo que me voy a descansar un rato.

Estamos a mitad de la travesía y para evitar que con el trabajo de Elul  nos suceda lo mismo que a mí me pasó el viernes, tomémonos un día para ordenar las ideas.

Aquí ofrezco un resumen de lo que venimos haciendo hasta ahora. Si quedó algo pendiente es buen momento para ponernos al día.

  • Desafío 1: Nos comprometimos internamente a trabajar en Elul para llegar más preparados a Iom Kipur.
  • Desafío 2: Revisamos nuestra agenda y escribimos tres cualidades buenas junto a los nombres frente a los cuales se nos presentaban malos pensamientos. Por otro lado también hicimos llamados de acercamiento y pedimos perdón a quien correspondía.
  • Desafío 3: Elegimos cuatro «productos» espirituales que queríamos adquirir y comenzamos a trabajar para conseguirlos.
  • Desafío 4: Nos apresuramos a terminar un tema pequeño que teníamos postergado y revivimos un proyecto abandonado.
  • Desafío 5: Reconsideramos algún hecho de nuestro pasado que nos resultaba conflictivo o doloroso e intentamos descubrir sus consecuencias positivas.
  • Desafío 6: Dimos tzedaká le ilui nishmat (para la elevación del alma).
  • Desafío 7: Pensamos en una cualidad que mantenemos oculta y buscamos la manera de utilizarla de una manera útil para nuestra comunidad.
  • Desafío 8: Agrupamos ítems que no son nuestros, que nos prestaron y todavía no habíamos devuelto y nos ocupamos de resolverlo. Estudiamos la importancia de no quedarse con nada ajeno.
  • Desafío 9: Elegimos prestar más atención en una mitzvá fácil que hayamos descuidado (como por ejemplo cortarse las uñas erev shabat, o ponerse los zapatos de la manera que lo ordena la halajá).
  • Desafío 10: Definimos nuestro objetivo en la vida. Elegimos entre una vida espiritual o una vida material.
  • Desafío 11: Pensamos en algo  importante que no estamos haciendo porque “las condiciones no están dadas” y buscamos alternativas y recursos para llevarlo a cabo.
  • Desafío 12: Comenzamos a estudiar el vidui.
  • Desafío 13: Nos ejercitamos para empezar a reconocer la mano de Hashem detrás de cada acontecimiento fortaleciendo esa conciencia cada vez que decimos la brajá de  shehakol.
  • Desafío 14: Nos ocupamos de estudiar el tema de onat devarim en grupo o en jebruta.
  • Desafío 15: Nos tomamos un café (puede ser también mate o té), respiramos profundo, nos felicitamos por lo que hemos hecho y juntamos fuerzas para seguir trabajando con energía los 21 días que faltan.

2 respuestas a “Día 19: Orden en la sala”

  1. si , siempre es bueno parar, asi como hacer, no todas somos RIVKA trops!

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  2. Tengo algunos detalles que afinar por ahí…..gracias por el respiro!

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