Miedo a que me pase algo. Algo indefinido, porque nunca sé bien qué es. Podría ser una enfermedad, lo aleinu, un malentendido, jas ve jalila, un terremoto donde desde sus grietas se lanzan virus. Hasta perder el colectivo, todo me da miedo. Las cosas grandes y las cosas chicas. Tengo la idea que si hago algo malo, algo malo, jas ve shalom, podría pasar.
Caro me dice que escriba, Andi ya ni me dice nada. Este blog lo empecé en uno de los peores momentos de mi vida y ustedes, extrañas mujeres se convirtieron en mis amigas y me acompañaron. Aquí conté la muerte de mi madre (a´h), conté una enfermedad que pensé que me mataba, conté cuando murió mi papá, (a´h) y unas doscientas o trescientas veces no conté nada.
Por eso no escribo, porque siento que no tengo nada para decir . Hace un año escribí una novela a la que titulé la basura mas grande que se ha escrito en la historia, pero más allá de eso, sólo emails en inglés pidiendo perdón y mensaje de textos pidiendo permiso.
Hoy quizá sólo vine a decir que las extraño. Que un poco siento que decir lo mío suena redundante, porque ¿quién en este momento no tiene algún miedo? todas tenemos más o menos lo mismo en la cabeza. Que los maridos, los chicos, los kilos, y nos preguntamos si eso que una hace la acerca o la aleja de Hashem . Y nos repetimos con miedo una y otra vez la misma pregunta.
En Jerusalem suena una bocina y suena Jorge Dexler. En Israel estamos saliendo de la cuarentena, esa misma que a ustedes las está volviendo locas. Yo también como ustedes, quedé encerrada con lo hemos construído. Esa casa, esos hijos, esa soledad, ese cúmulo de emociones que conviven dentro de una misma.
La diferencia entre ustedes y yo, es que yo ya estoy saliendo. El otro día hasta fui a Mamila. Todavía no dejan probar ropa, pero igual me compré algo.
La vida es sueño. Y un sueño termina. This too shall pass, decía el anillo de Shlomo Hamelej. Sólo hay que tener paciencia.
Infinita.
Porque uno necesita más de cinco minutos para entender lo que le pasa.
Así que quizá sólo vine para decir esto: se aguantan.
A la altura en la que todavía están en Latinoamérica la única que queda es mirar a los maridos y decirse que es igual a todos. Mirar a sus hijos, y decirse que son igual a todos. Y mirar un poco adentro y aceptar que una. Una es igual a todas.
Deja un comentario